Ayer pasó algo curioso, Pepito fue a urgencias con su hija y cuando llego al ambulatorio se llevó una sorpresa mayúscula: no había nadie. La última vez que tuvo la suerte de visitar el consultorio de urgencias por la noche se quedó asustado viendo la cantidad de gente que allí había, más de 15.
Y entonces Pepito, imitando a Mourinho, se preguntó ..... por qué?
Y fue justo cuando vio un cartelito puesto en la pared en donde se anunciaba que el servicio de urgencias requiere un copago extra de 10 euros, adicional al pago cuatrimestral que los usuarios del sistema público tienen que afrontar si van al médico.
Una vez más, si uno es privado (gana más de 50K), no tiene que pagar los 10 euros extra, curiosidades de la vida.
Y es esto bueno o malo? Al principio Pepito pensó que es mucho mejor, así todo es más rápido y se evita que venga gente que puede esperar hasta el día siguiente, pero por otro lado de un modo más macro, en el sistema en si, se fomenta que la gente con menos recursos no vaya a urgencias, de forma que si es algo grave, en lugar de detectarlos en sus primeros estadios, el problema evolucione hasta convertirse en un problema personal de mayor dimensión para el paciente y de mayor gasto para el sistema, por lo tanto creo que la medida es errónea.
Esta medida del copago de urgencias es uno más de los recortes a los ciudadanos de a pie por parte de la Canciller y el gobierno central. En Alemania, los recortes son siempre silenciosos, la gente no habla, no discute y no se queja casi nunca de cambios en el sistema. Por supuesto, con excepciones, como el tema de la energía nuclear, donde los alemanes dan una lección de cordura al resto de los europeos.
Pero la norma es, cambio pequeño, mucho silencio.